BIOGRAFÍA
El escritor, nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares (Madrid). Cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas. Cuando tenia 4 años de edad se trasladó con su familia a Valladolid. Se sabe muy Poco de los estudios que cursara Miguel en su infancia y adolescencia, pero no parece que fueran los que hoy llamamos universitarios. Se sabe que asistió a un colegio de jesuitas pero se ignora la ciudad, aunque se sospecha que fue durante su estancia en Valladolid. Ya en Madrid, parece ser que fue maestro suyo Juan López de Hoyos, destacado literato de la época. Con poco más de veinte años se fue a Roma al servicio del cardenal Acquaviva. Recorrió Italia, se enroló en la Armada Española y en 1571 participó con heroísmo en la batalla de Lepanto, "la más grande ocasión que vieron los siglos". En la batalla de Lepanto, que es donde comienza el declive del poderío turco en el Mediterráneo, formaban el frente cristiano: la marina española; el estado del Vaticano; y el estado de Venecia. Allí fue en donde Cervantes, a consecuencia de un disparo de arcabuz recibido en el pecho y en el brazo izquierdo, perdió la gran parte de la movilidad de éste, por esto fue llamado el Manco de Lepanto.
El 26 de septiembre de 1575, cuando regresaba a España, los corsarios asaltaron su barco en la desembocadura del río Ródano, le apresaron y llevaron a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio. Cervantes quedó libre después de que unos frailes trinitarios pagaran por él un rescate, el 19 de septiembre de 1580. A su regreso a Madrid encontró a su familia en la ruina. Cuando trnia 37 años de edad se casa en Esquivias (Toledo) con Catalina de Salazar y Palacios, de 19 años; arruinada también su carrera militar, intenta sobresalir en las letras. Y publica la novela "La Galatea" (1585) y lucha, sin éxito, por destacar en el teatro. Sin medios para vivir, es destinado a Andalucía como comisario de abastos y recaudador de impuestos para la Armada Invencible. Allí acaba en la cárcel, acusado de irregularidades en sus cuentas. También fue excomulgado por tres veces ante el intento de cobrar a la iglesia los impuestos que ésta estaba obligada a satisfacer.
En 1605 publica la primera parte del Quijote; el éxito dura poco. En 1606 regresa a Madrid, en donde vive con apuros económicos y se entrega a la creación literaria. En sus últimos años publica las "Novelas ejemplares" (1613), el "Viaje del Parnaso" (1614), "Ocho comedias y ocho entremeses" (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Dedicó sus últimos meses de vida a "Los trabajos de Persiles y Segismunda" (de publicación póstuma, en 1617). Murió en Madrid el 23 de abril de 1616 y fue enterrado de caridad.
Cervantes centró sus primeros afanes literarios en la poesía y el teatro, géneros que nunca abandonaría. Su obra poética abarca sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas. También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido en "La Galatea") y "Viaje del Parnaso" (1614). La valoración de su poesía se ha visto perjudicada por ir incluida dentro de casi todas sus novelas, por la celebridad alcanzada como novelista en prosa :
Yo, que siempre trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo.
Aunque en otras ocasiones se enorgullece de sus versos, en su tiempo no logró ser reconocido como poeta.
Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven; al regreso del cautiverio llegó a estrenar con éxito varias comedias, pero tampoco sus contemporáneos lo aceptaron como dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador de Lope de Vega (su eterno rival) en la escena española.
ALGO DE SU HISTORIA Y OBRAS …
ALGO DE UN TALLER DE TEATRO MIGUEL CERVANTES SAAVEDRA EN EL 2009.
UNO DE SUS POEMAS…
SU SEGUNDO LIBRO DE GALATEA*
UNO DE SUS MEJORES POEMAS…
MIGUEL DE CERVANTES SAAVERDRA
AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA
«¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza y que diera un doblón por describilla! Porque ¿a quién no sorprende y maravilla esta máquina insigne, esta riqueza? »Por Jesucristo vivo, cada pieza vale más de un millón, y que es mancilla que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!, Roma triunfante en ánimo y nobleza. »Apostaré que el ánima del muerto, por gozar este sitio, hoy ha dejado la gloria donde vive eternamente». Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto cuanto dice voacé, seor soldado, y el que dijere lo contrario miente». Y luego, in continente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
monumento de miguel de cervantes
En el centro de Bogotá, sobre la carrera Séptima entre calles Sexta y Séptima, frente al mal llamado Palacio de Nariño ;hay una plazoleta que alberga uno de los principales monumentos conmemorativos de Bogotá, instalado hace 76 años: se trata del monumento a la batalla de Ayacucho.
La iniciativa de hacer esta obra surgió en 1924, con motivo del centenario de la Batalla .
El gobierno colombiano abrió un concurso internacional, en el cual participaron trece escultores, entre colombianos y españoles, entre éstos Julio González Pola (1865-1929), un escultor premiado en varias exposiciones, quien finalmente resultó ganador.
Las figuras principales del monumento de Ayacucho son: las estatuas de Antonio José de Sucre - quien como general en jefe del ejército patriota dirigió la batalla- y José María Córdova, jefe de una de las cuatro divisiones del ejército.
En la parte frontal hay un relieve descriptivo del momento de la batalla y en la parte posterior, otro, que muestra el momento de la capitulación del ejército español. El relieve funciona como un cuadro descriptivo que amplía los momentos más relevantes del hecho histórico, en este caso la valentía en la batalla y la nobleza en la capitulación.
Estos valores son reforzados con las placas que se encuentran a cada lado del relieve, en las que se transcriben las palabras de Bolívar y Canterac, el general perdedor.
En la placa izquierda dice: "Excelentísimo Señor Libertador Simón Bolívar: Como amante a la gloria, aunque vencido no puedo menos que felicitar a vuestra excelencia por haber terminado su empresa en el Perú con la jornada de Ayacucho... José de Canterac, general del ejército español."
En la placa derecha: "Señor general don José de Canterac: Usted me complementa por los sucesos de nuestras armas; a la verdad este rasgo es generoso y digno por lo mismo de gratitud... En fin querido general ustedes deben convencerse de que han cumplido su deber. Simón Bolívar".
En la parte media del monumento aparecen medallones de menor tamaño, envueltos en ramas de olivo (que representan la victoria), con perfiles de bronce de los generales que dirigieron las otras divisiones del ejército libertador: Francisco Burdett O'Connor, José de la Mar, Guillermo Miller y Jacinto Lara.
Los principales símbolos que acompañan el monumento son conocidos en el lenguaje escultórico como figuras subsidiarias. En muchas ocasiones éstas tienen más relevancia visual que las figuras principales y son esenciales en este tipo de monumentos porque contribuyen a explicar el verdadero alcance ideológico del mismo.
En la parte superior hay una mujer con una corona de laurel sobre un orbe (alegoría de la filosofía) y tiene su pie derecho sobre el continente americano.
En la mano derecha lleva una antorcha encendida y en la izquierda, en lo alto, un ave (símbolos de libertad).
En la parte superior, al frente, hay un escudo de Colombia; al respaldo, una corona de laurel que envuelve los escudos de los países bolivarianos: Venezuela, Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador.
En cada una de las cuatro esquinas del conjunto escultórico, hay un león yacente (símbolo de grandeza, valentía y nobleza) con una rama de laurel. (Como se, no ahorraban en laurel.) Cuando el monumento fue inaugurado, en 1930, lo pusieron frente a la iglesia de San Agustín, en una plaza que desde 1910 llevaba el nombre de plaza de Ayacucho (calle Sexta con carrera Séptima) y que hasta ese momento ocupaba la estatua de Sucre, de Raoul Charles Verlet (1912) que, como casi todo los monumentos bogotanos, ha emprendido un desorganizado itinerario turístico y actualmente está junto a la iglesia de Lourdes.
Hacia 1950 la obra fue rodeada por jardines, concebidos con la intención de crear un lugar de permanencia para los bogotanos.
En la pelea de los carros contra los parques, ganaron los automotores y la plaza fue eliminada y convertida en un desapacible trozo de la calle Sexta, y el monumento fue trasladado a una plazoleta casi secreta donde se encuentra actualmente que, por ser aledaña a edificios del gobierno, tiene un cerramiento.
De esta manera, la obra ha perdido significación dentro de la ciudad, pues al no ser éste un lugar de libre acceso al público, hay una contradicción con la esencia misma del monumento: actuar como glorificador de nuestros próceres y dispositivo de la memoria histórica.
Paula Andrea Garzon.
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